Por fin, los habitantes del Mundo, en el que reinaban Raquel y David, convivÃan con los de éste. Pero no se trataba de una convivencia pacÃfica ni mucho menos. El miedo hacia los extraños habitantes del Mundo y sus poderes siempre estaba presente, y a menudo se convertÃa en puro terror o en un odio abierto. Se habÃan esforzado para demostrar que juntos podrÃan hacer grandes cosas. HabÃan creado fundaciones y escuelas que investigaban, enseñaban y ayudaban a desarrollar las facultades que poseÃa la gran mayorÃa de los habitantes del Mundo; colaboraban con universidades, hospitales e instituciones para explotar sus capacidades; algunos tipos de operaciones neurológicas siempre contaban con un asesor del Mundo que guiaba y apoyaba al cirujano; enfermedades mentales de difÃcil pronóstico y curación ahora comenzaba a ser comprendidas? Pero también estaba la otra cara de la moneda: algunos gobiernos trabajaban con gentes del Mundo explotando sus poderes psÃquicos para fines oscuros. SabÃa de espÃas, de algunas muertes inexplicadas, de episodios que nunca se habÃan hecho públicos? Todo ello alimentaba el recelo de demasiadas personas. SÃ, era una convivencia cargada de tensión y desconfianza, un difÃcil equilibrio que bailaba sobre el filo de una navaja. Hasta que el mundo entero amaneció conmocionado. Todo cambió para siempre en una noche y una noticia presidió los periódicos e informativos del dÃa siguiente: "Ha estallado la guerra".
