La corrupción polÃtica se sitúa en la encrucijada del nacimiento de la polÃtica moderna. No debe abordarse como la manifestación de prácticas de poder especÃficas y atemporales, sino identificándola con formas de evaluación crÃtica de los gobernantes, asà como de las elites económicas y financieras, en nombre de morales públicas en confrontación.