Dice Jesús:
"Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo" (Jn 17,3).
El Padre era la bendita obsesión del Hijo, desde su entrada en el mundo -"Aquí estoy, para hacer tu voluntad"- hasta su muerte: "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu". Y, cuando ha de enseñar a los discípulos a orar, la primera palabra es "Padre", Padre nuestro...
Sebastián Fuster, dominico, profesor de teología y apóstol de jóvenes, ha logrado en estas Doce Catequesis conjugar las dos dimensiones: dar a conocer al Padre y trazar el camino para vivir la filiación divina. En un lenguaje claro y seguro, como profesor; y sencillo y al alcance de todos, como hombre de apostolado cercano y actual.
Ésta obra forma parte de la triología del mismo autor con motivo de los años que se consagraron al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
