Este libro no trata de una institución llamada «el ejército» y de su relación con una institución llamada «la policÃa». Dicha distinción es irrelevante desde un punto de vista crÃtico, porque responde a las simplificaciones de la ideologÃa liberal: ley frente a administración, lo constitucional frente a lo excepcional, lo normal frente a lo urgente, juzgados frente a tribunales, el poder legislativo frente al ejecutivo, Estado frente a sociedad civil, o ejército frente a policÃa. Por el contrario, la guerra y la policÃa son procesos que operan conjuntamente como un poder estatal. Las nuevas jergas sustituyen las categorÃas clave de la teorÃa crÃtica por los tropos del pensamiento burgués contemporáneo, establecidos por el Estado, por el capital, por el poder de la guerra, por el poder policial. El trauma sustituye a la alienación y el poder de la guerra continúa, sin cesar. La ansiedad sustituye a la explotación y el poder de la policÃa avanza, sobre la clase obrera y sus sindicatos, sobre sus derechos y puestos de trabajo, siempre en aumento, consumiendo, devorando. La perspectiva de la resiliencia sustituye a la posibilidad de la revolución y la guerra-policÃa sigue avanzando, cada vez más. Mientras tanto, el capital se transforma, el capital crece, el capital gana.