Prácticamente nada se sabe de Gayo Valerio Flaco, salvo que a finales del siglo I, en plena Edad de Platade la literatura latina, reescribió en metro heroico la antiquísima leyenda de los argonautas. La fabulosa travesía dela nave Argo, la busca del vellocino de oro, los funestos amores de Jasón y Medea habían sido objeto de continuareelaboración por parte de numerosos autores griegos y romanos, pero Valerio supo buscar nuevos perfiles a personajesde sobra conocidos, nuevos significados a la historia contada, alterada y enriquecida por sus precursores. No sóloreleyó las Argonáuticas griegas de Apolonio de Rodas a la luz de la Eneida de Virgilio, sino que integró en la grantradición épica que va de Homero a Lucano la sombría tradición trágica que va de Eurípides a Séneca. El resultado esuna deslumbrante epopeya que, por su trabajada complejidad, por su ironía y erudición, delata en cada verso la voluntadde emulación del epígono; un poema que ha sido calificado de clásico o neoclásico, pero también de romántico, barroco,manierista o parnasiano.