Vender o ser vendido. Ese era el futuro de un negro africano
mientras durテウ la trata de esclavos que tuvo al ocテゥano Atlテ。ntico
como vテュa comercial. Durante siglos, blancos, negros, catテウlicos, protestantes
o musulmanes, estuvieron unidos en una tarea comテコn:
someter al dテゥbil para obtener beneficios. Todos, aunque actualmente
parezca solo cosa de unos pocos.
La captura de hombres y mujeres que promoviテウ, provocテウ tambiテゥn
el saqueo sistemテ。tico del continente por tributos o pillaje. La
trata fue tan destructiva para テ’rica que sus efectos se han sentido
hasta nuestros dテュas: evitテウ la formaciテウn de estados africanos sテウlidos,
fragmentテウ a los grupos テゥtnicos, destruyテウ el crecimiento natural de
la poblaciテウn e impidiテウ la consolidaciテウn de los reinos existentes y su
desarrollo. Millones de africanos fueron sacados de sus tierras y enviados
al otro lado del mar, y de ellos, una enorme cantidad muriテウ
en las largas marchas a la costa, o en la travesテュa para llegar a su
destino.
La crueldad y la muerte presidieron siempre el trテ。fico negrero.
Desde la destrucciテウn de los reinos africanos hasta la brutalidad de
las plantaciones americanas o la criminal actuaciテウn de los belgas en
el Congo, todo lo relativo a este comercio constituye uno de los capテュtulos
mテ。s nefastos de la Historia Universal.