"Laudate Dominum". Vesperae solemnes de Confessore. KV 339
A pesar de la competitividad que su adusto padre fomentó entre ellos desde que eran muy niños, los dos hermanos Mozart siempre se llevaron bien. TodavÃa hoy en dÃa los estudiosos no se ponen de acuerdo sobre cuál de ellos poseÃa más talento, pero si se tiene en cuenta el carácter magistral de la obra de Wolfgang Amadeus Mozart, nos haremos una idea de lo que supone la pérdida de la que hubiese podido crear Maria Anna.
Llegada su adolescencia, fue obligada a permanecer en casa, primero cuidando a su madre enferma, y luego esperando un matrimonio ventajoso. Mientras tanto, su hermano continuó viajando y asombrando con su arte a todas las cortes de Europa, lo que les hizo perder el contacto, habiendo autores que afirman incluso que no volvieron a verse más, ni siquiera cuando ella abandonó definitivamente su hogar para casarse. Aunque eso no es del todo cierto...
Efectivamente, los vecinos no tardaron en murmurar sobre la ausencia del hermano, que sabÃan que estaba en Viena, en la despedida de la futura novia. Subió ésta a su carruaje y, justo cuando pasaba frente a la puerta abierta de la Andreaskirche -la última de la ciudad-, comenzó a sonar la melodÃa más grata y evocadora que nadie hubiera escuchado jamás. Una que Maria Anna sabÃa que sólo habÃa podido salir del corazón de su querido hermano Wolfgang.
Y entonces lloró de alegrÃa.