Un ruido atronador resonó en las catacumbas en deshielo del Procesional Dos-Doce. Innumerables manos aporreando las tapas de los ataúdes. Los durmientes estaban despertando con sus cuerpos frÃgidos dentro de los ataúdes. Por encima de los gritos oà ruido de pisadas. Eyclone corrÃa. Corrà tras él, pasando una tras otra las galerÃas pobladas de formas frenéticas y desesperadas. Los gritos, los golpes... Que el Dios-Emperador me ayude, es algo que no olvidaré jamás. Miles de almas despertando a una muerte espantosa. Maldito Eyclone.